miércoles, 28 de octubre de 2009

Contra las patrias. (27)


El nacionalismo vasco ha brotado de la presión del nacionalismo español y no va a suprimirse por decreto ni a fuerza de Guardia Civil. A fin de cuentas, el independentismo vasco es muy español, como bien supo ver Bergamín. Por algo les decía Ortega a sus lectores alemanes: "Les habla un hombre perteneciente a un pueblo caracterizado por sus "guerras de independencia" en el orden territorial y en el orden intelectual". Es inútil lamentarse, como hacen los patriotas nacionalistas hispanos, de que los vascos no se "sientan" españoles. Nadie se siente perteneciente a una naciión por la fuerza: todo lo contrario. Yo no me "siento" español (ni creo que me "sintiera" tal cosa, aunque hubiera nacido en cualquier otra parte de este país), sino que me sé español, es decir, sé que a lo que yo soy desde el punto de vista español. Tengo lazos afectivos e intereses políticos con la empresa comunitaria llamada actualmente "España", y sanseacabó. Para "sentirme" español tendrían que prohibirme serlo, tendrían que marginarme o perseguirme por serlo, que es precisamente lo que les ha ocurrido a los vascos que se "sienten" vascos (y lo que comienza a pasar a determinadas personas que se sienten excluidas en Euskadi o Catalunya por la presión nacionalista).

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