domingo, 1 de noviembre de 2009

Contra las patrias. (32)


El designio de estas páginas es contribuir a desarmar ideológicamentee los patriotismos que aún nos aquejan, a fin de lograr desactivar luego todo el resto de su dispositivo bélico. La idea de patria -ya lo hemos dicho antes- es una noción verogonzosamente teológica, tanto más destructiva cuanto más imperiosamente monoteísta sea la deidad que la anima. Por ello, pienso que no todos los patriotismos que hoy sufrimos son igualemnte dañinos, aunque todos -por el solo hecho de serlo- me parecen potencialmente obcecados y embaucadores: los hay más ridículos, como el de cualquiera de esas regiones (Madrid a la cabeza), dotadas apresuradamente de una banderita pinturera, marcha triunfal y señas de identidad apañadas con patética presunción; pero el peor de todos es sin duda el patriotismo propiamente español, porque ha sido el que con sus abusos prepotentes y su ceguera ha terminado provocando todos los otros. "España" sigue siendo todavía una diosa de primera magnitud, frente a diosecillas locales, faunos, cupidos y elfos de culto más pintoresco que realmente sentido.

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