martes, 23 de diciembre de 2008

Xenofobia subterránea.


La opinión de Najat el Hachmi

Hace ya días que por los pasillos del metro de Barcelona y por las estaciones de Renfe recibo unos ataques de xenofobia directa. No puedo explicarlo en ninguna comisaria, porque los ataques son simbólicos y creen ser sutiles pese a ser obscenos y porque los que ejercen esta violencia son los mismos agentes de la máxima autoridad de este Estado. Hablo de los carteles que el Ministerio de Trabajo e Inmigración ha repartido por todo el subsuelo metropolitano y que instan a una parte de la población a marcharse muy lejos de aquí. Si estás pensando en regresar... Y aparece una chica de labios carnosos y ojos almendrados más o menos latina o bien un chico de claras facciones moriscas o bien una belleza rubia de probables orígenes orientales (del oriente de Europa, se entiende).
Agradezco que el mensaje no caiga en el nada elegante "Vete a tu país, moro o sudaca de...", pero a efectos de contenido simbólico, el impacto es el mismo. Que detrás de todo esto haya un exinmigrante haciendo de ministro aun es más flagrante, pero todos sabemos que los militantes más extremistas contra el tabaco son los exfumadores. No recordará que muchos de los que nos identificamos con los rasgos fenotípicos de los rostros del anuncio nos preguntaremos a qué país tenemos que regresar. ¿Qué hacemos con los hijos que han nacido aquí? ¿Con los amigos, con la red social que nos ha costado años crear? ¿Volver a empezar es así de sencillo? Quizá alguien debería aclararle al ministro y adyacentes la diferencia entre un inmigrante, estado transitorio fruto de una decisión tomada puntualmente, y un nómada, alguien en permanente tránsito.

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