Se podrá argumentar que el nacionalismo español actual hace lo mismo, aunque yo me pregunto. "¿Qué nacionalismo?". Lo que se entiende por nacionalismo español es algo residual desde la muerte del dictador. El hartazgo de este asunto bajo el encubrimiento de la España teterna es una de las pocas cosas positivas que podemos agradecer al franquismo. Los que reivindican formas parecidas a los nacionalismos periféricos en versión española son vistos ahora como unos ultras descerebrados. En cualquier lugar de España alguien que coloca una bandera nacional pegada a la carrocería de su coche es considerado un facha. El himno sigue sin tener letra, y si mañana el territorio se queda sin alguna de sus provincias porque esta se ha largado por su cuenta y riesgo, nadie moverá un dedo. Los dos grandes partidos se desviven por complacer a las distintas autonomías y no encender las iras de los independentistas, al mismo tiempo que evitan en lo posible utilizar con insistencia el término España para no parecer nacionalistas españoles.
Diarios de un francotirador, ALBERT BOADELLA
martes, 10 de diciembre de 2013
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